martes, 15 de marzo de 2011

La glásnost de la Primavera Árabe

La enseñanza extraída de la intervención en Afganistán y la ignominiosa invasión de Irak desaconsejaba la acción militar directa para promover mutaciones políticas en países árabes. La imposición de un régimen sometido a exigencias foráneas únicamente comprometía cierto grado de control político centralizado, fracasando en el ámbito social y adhesión periférica. Pretendiendo someter, incitaban mayor empeño en la rebelión e insurgencia. Se optó entonces por una estrategia diferente: la transformación política global, rápida e impulsada desde el interior, con los medios de cada país.

La meta es poner fin a la guerra fría con el mundo islámico. Como precedente, la caída de los estados comunistas en Europa. Lo que está sucediendo estos primeros meses de 2011 asemeja lo ya visto en aquellas revoluciones de 1989 que desencadenaron el derrocamiento de los gobiernos prosoviéticos en menos de un año. No sólo cayeron los regímenes estatales, sino también los partidos comunistas en el poder.

Occidente colisionaba con un 'telón de acero' islámico y los ciudadanos árabes padecían la falta común de libertades. Para diluir esta coyuntura terminó aceptándose la doctrina de Gene Sharp, proclive a una solución no violenta. Se malogró en Yemen, Libia, Siria y Egipto.

La sorprendente rapidez de los últimos alzamientos multitudinarios se debe en gran medida a las redes sociales electrónicas. Éstas actúan como fuente de información y elemento de comunicación entre los participantes en los levantamientos sociales. Los acontecimientos pueden conocerse en tiempo real mediante el uso compartido de mensajes y material gráfico de periodistas digitales. La revolución informativa conduce la opinión pública, programa conductas encaminadas a provocar la disminución del grado de conformidad hacia las normas injustas.

Surgen movimientos sociales de liberación casi simultáneos en el norte de África y Oriente Medio. Asociando el atraso socioeconómico con la ineficiencia de los regímenes autocráticos, la población se moviliza contra la tiranía. Se produce una reacción en cadena de revueltas árabes. Se descarta la posibilidad de que estos hechos respondan a un fenómeno espontáneo. La secuencia de reacciones, efecto dominó, parece calculado. Es el mismo juego de réplicas que propició la caída del muro de Berlín. Un levantamiento popular generalizado que aparece en tantos focos requiere un plan de coordinación. Éste comprende el desarrollo de complejas maniobras de propaganda a largo plazo. El objetivo inicial de esta campaña de operaciones de influencia consistiría en fomentar un nivel de descontento político capaz de provocar la rebelión social. Tendremos que esperar unos años para saber si las revueltas cívicas en las regiones árabes fueron consecuencia de operaciones de información (Info_Ops & PsyWar) diseñadas con años de antelación.