Cuando un hecho empírico resulta molesto para la izquierda o cuando éste contradice sus principios o planteamientos políticos, surge la acusación de un supuesto bulo urdido por la ideología contraria. La táctica más habitual de los izquierdistas consiste en ocultar la realidad y culpabilizar a la oposición. De esta manera los problemas no sólo no se solucionan sino que se agravan hasta alcanzar una magnitud incontrolada. En su inducido delirio colectivo, la izquierda reduce todos los males del pasado, presente y futuro de la humanidad en una causa única, la malvada derecha. A pesar de la irracionalidad y la falta de congruencia de su discurso, para una masa de resentidos esta canalización de todas sus frustraciones hacia un enemigo único y común ofrece una simplificada respuesta que satisface sus más elementales expectativas. Frente una razón empírica formulada por la derecha, los izquierdistas opondrán argumentos basados en la simple opinión subjetiva encaminados a suscitar emociones enfrentadas eludiendo con ello el problema en sí mismo. Cuando la realidad planteada por la oposición política resulta incómoda para la izquierda o cuando una solución conservadora perjudica sus intereses, la progresía responde castigando y reprimiendo cualquier mención al problema irresoluto mientras acusa al contrario de intolerante y conspirativo. Como es habitual, se mata al mensajero y se evita el conflicto ante la opinión pública. Así prevalece un único discurso impidiendo cualquier discrepancia. Toda una lección de «democracia».
martes, 23 de mayo de 2023
Los bulos y las teorías conspirativas de extrema derecha
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